renegociar con el banco

¿Si tengo deudas puedo renegociar con mi banco?

Renegociar con el banco es una opción que cada vez más consumidores de productos de financiación llevan a cabo. Poco a poco, va desapareciendo el «miedo» que las personas tienen a hablar con su entidad bancaria cuando están en una situación económica complicada.

Dialogar, y exponer claramente lo que está ocurriendo, es el punto de inicio para una negociación que podría permitir al deudor mejorar un poco su situación y hacer frente a los pagos, de manera que estos no supongan un problema tan grande para él. 

¿Es posible renegociar con el banco?

La respuesta es «sí». De hecho, lo más aconsejable en estos casos es iniciar la negociación lo antes posible para que la deuda no siga creciendo a base de intereses de demora. Evitando también que el acreedor tome medidas como solicitar un embargo.

El banco siempre es percibido como un acreedor poderoso y al que es mejor no llevarle la contraria, pero una entidad bancaria no deja de ser una empresa que quiere ganar dinero y, como tal, prefiere negociar con sus deudores y perder un poco, a cerrarse en banda a negociar y no cobrar nada.

Pasos a seguir para negociar con el banco

Lo primero es tener claro el momento en el que se debe plantear la posibilidad de negociar con el banco. Aunque mucha gente lo hace cuando la deuda ya ha vencido por no haber sido pagada a tiempo, se puede pedir ayuda antes si se es consciente de que hay una situación de insolvencia inminente.

Hablar con el departamento correspondiente

Cada entidad bancaria funciona de una manera diferente. Por eso, si ha llegado el momento de renegociar con el banco, lo ideal es consultar primero cuál es el departamento que se encarga de estas gestiones.

En algunos casos habrá que hablar con quien dirija la oficina, pero en otros es posible que la negociación se lleve directamente con alguno de los organismos de la central del banco.

Aclarar esto es esencial para asegurarse de que los esfuerzos de negociación se están dirigiendo en el sentido correcto.

Acreditar la situación

Cuando un cliente acude a un banco a pedir un préstamo, se le solicita documentación que acredite su solvencia. En este caso, es interesante que el deudor que está en una situación económica complicada presente todas las pruebas documentales que acrediten que está en un momento en el que se le hace imposible hacer frente a lo debido.

El banco analizará esta documentación y decidirá si la posición del deudor es lo suficientemente delicada como para que sea necesario abordar una nueva negociación de la deuda.

Analizar las alternativas

Frente a un problema de insolvencia, la entidad bancaria puede ofrecer distintas soluciones:

  • Reducir los intereses.
  • Aplicar una moratoria del principal y que durante un tiempo el cliente solo pague intereses.
  • Realizar una quita en la deuda (perdonar o condonar una parte).
  • Aceptar un bien como medio de pago (la famosa dación en pago que se aplica en el caso de préstamos hipotecarios que no se pueden pagar).
  • Ampliar el plazo de amortización para que baje la cuota mensual.

Consultar todas las dudas

Una vez vencido el reparo iniciar a renegociar con el banco, el cliente se da cuenta de que no está totalmente desamparado, que hay alternativas para su situación. Es en ese momento en el que ha ganado confianza, durante el que debe aprovechar para resolver todas las dudas que pueda tener sobre el producto contratado y las nuevas condiciones que se le están ofreciendo.

¿Qué hacer si es muy tarde para renegociar con el banco?

Se puede negociar con el banco cuando existen posibilidades de hacer frente a un nuevo acuerdo de pagos. Si la situación económica de una persona es tan delicada que ya no puede abonar lo debido por muchas facilidades que le dé su acreedor, entonces la renegociación carece de sentido.

La solución en este caso pasa por poner en marcha un procedimiento de Segunda Oportunidad ante los juzgados de lo mercantil.

A este procedimiento se llevan todas las deudas que una persona tenga pendientes con otras personas físicas, con personas jurídicas como los bancos, e incluso con las Administraciones Públicas. 

Lo que se hace es liquidar el patrimonio del deudor y pagar con lo obtenido a sus acreedores. Si resulta que la cantidad procedente de la liquidación no es suficiente para cubrir todas las deudas, el juez exonera al deudor de esas cantidades. 

Dicho de otro modo, las deudas que subsisten después de que el deudor haya liquidado su patrimonio, son canceladas por orden del juez. Los acreedores, aunque sean los todopoderosos bancos, ya no van a poder reclamar nada.

Renegociar con el banco una deuda pendiente es buena idea cuando hay una dificultad económica puntual. Pero, si la situación se ha complicado mucho y la insolvencia ya es real o inminente, entonces hay que buscar soluciones más definitivas, como lo es la Segunda Oportunidad. Si estás pensando en iniciar un procedimiento de este tipo, tienes a nuestro equipo a tu disposición para asesorarte.