Deber dinero es algo bastante habitual. Quien más o quien menos tiene pendiente de abono un préstamo hipotecario o algún préstamo al consumo. Lo importante es tener capacidad para pagar deudas. Porque, cuando se carece de liquidez, el problema puede volverse muy grave.
Ante la falta de recursos para hacer frente al pago de las deudas que vencen a corto plazo, algunas personas deciden solicitar un préstamo. La idea es utilizar ese dinero para abonar lo debido. Sin embargo, cuando la situación es complicada, esta no es la mejor solución.
Pedir un préstamo para pagar deudas, ¿sí o no?
Esta operación tiene dos vertientes. La más sencilla es pedir un préstamo y cubrir con él alguna de las deudas pendientes.
Por ejemplo, si tienes pendiente de abono la deuda de la tarjeta de crédito y las letras del coche, puedes cubrir ambas con el importe de otro préstamo. Con esto pasarías de dos cuotas mensuales pendientes de pago a una sola. Cuota que se sumaría a otras que ya tengas por otros conceptos.
La otra alternativa es la reunificación de deudas. En este caso, lo que se hace es solicitar un préstamo que cubre el importe de todas las deudas pendientes.
Así, si el monto total de tus deudas es de 200.000 euros, puedes pedir un préstamo por esa cantidad. Normalmente, será un préstamo hipotecario. Una vez obtenido el dinero, cancelas todas las deudas, y solo te quedas con ese préstamo.
En ambos casos, conviene que valores bien la situación para saber si esta es una buena idea. Estos son los factores que has de tener en cuenta:
Tasa de interés
Si el préstamo para pagar deudas te ofrece unos intereses más bajos que el préstamo o préstamos que tienes actualmente, puede ser interesante valorarlo. Por el contrario, si los intereses que se te van a aplicar son más altos, puede que la operación no compense. Porque, a largo plazo, acabarás pagando bastante más.
Condiciones del préstamo
Otro factor a evaluar son las condiciones del nuevo préstamo. Asegúrate de que estas son más beneficiosas que las que ya te están aplicando en tus préstamos pendientes de pago.
Además, comprueba que la entidad bancaria permite usar sus préstamos para pagar deudas. En algunos casos puedes encontrarte con limitaciones en este sentido.
Capacidad de pago
Es fundamental que el solicitante de un préstamo que se va a utilizar para cubrir otras deudas, evalúe su capacidad de pago. Es muy importante ser realista y examinar si, de verdad, se va a poder devolver la cantidad solicitada.
El préstamo para pagar deudas puede ser una buena alternativa si consigue reducir el importe mensual de las cuotas que hay que abonar. Pero conviene tener en cuenta que esto siempre va a implicar ampliar el plazo de amortización. Algo que conlleva pagar más intereses.
Pensar a largo plazo
Con frecuencia, se recurre a los préstamos para pagar deudas como una solución a corto plazo. Una forma de salir del apuro de manera inmediata. Sin embargo, es un error no pensar a largo plazo.
Es fundamental asegurarse de que esta decisión tendrá sentido a largo plazo. Si lo que se busca es cubrir una falta puntual de dinero, quizá sea mejor idea buscar otra alternativa. Por ejemplo, renegociar las condiciones de pago con el acreedor. De hecho, explorar otras alternativas es siempre recomendable antes de solicitar un préstamo.
¿Qué hacer si no hay alternativas?
En caso de no existir otras alternativas, y si tampoco resulta viable pedir otro préstamo para pagar deudas, hay que buscar soluciones más drásticas.
Como deudor, tienes que evaluar muy bien tu situación financiera. Ser consciente de cuánto dinero ingresas al mes y cuánto va destinado al pago de deudas. Si resulta que estas se han convertido en un problema y están consumiendo tu liquidez, es hora optar por una solución más efectiva.
Para quienes están en situación de insolvencia real o inminente, nuestro ordenamiento jurídico regula el procedimiento de Segunda Oportunidad. Un mecanismo que permite al deudor liberarse de sus deudas por decisión judicial.
Al solicitar este procedimiento ante el Juzgado de lo Mercantil, lo que hace el deudor es poner su patrimonio a disposición de la autoridad judicial. Esos bienes van a ser enajenados, y lo obtenido con su venta se utilizará para cubrir las deudas. Si, a resultas de esa operación, todavía quedan deudas pendientes de pago, el juez ordenará su cancelación. De modo que los acreedores ya no podrán reclamar nada a su deudor.
Es cierto que el deudor se queda sin nada, pero también tiene la oportunidad de empezar desde cero. Ya totalmente libre de sus deudas, puede construir de nuevo un patrimonio personal. No obstante, también existe la posibilidad de conservar algunos bienes. En este caso, si quedan deudas pendientes tras la liquidación del resto de bienes, la autoridad judicial establece un plan de pagos para abonarlas.
En la mayoría de los casos, pagar deudas a base de créditos no es buena idea. Al final, el deudor acaba inmerso en un problema de liquidez que es cada vez mayor. Por eso, resulta más interesante optar por la Segunda Oportunidad. ¿Quieres asesoramiento especializado en este procedimiento? Entonces, puedes contar con nuestro equipo.